En el deslizamiento ocurrido el jueves, seis personas estuvieron muy cerca de la muerte. La Alcaldía dice que el derrumbe puede repetirse por la humedad de viejos alcantarillados y ojos de agua. Sin embargo, proyecta un sistema de alerta temprana

19 de junio de 2022, 4:00 AM
19 de junio de 2022, 4:00 AM


Oscuridad y silencio fue la sensación que nunca se borrará de las mentes de Patricia y Mauricio, una pareja de esposos que este jueves salvaron sus vidas por un milagro en el deslizamiento de la Avenida Libertadores, en La Paz. El vehículo en el que viajaban fue sepultado por toneladas de tierra.

Recuerdan que intentaron abrir las puertas del motorizado. Buscaban salir por algún lado, pero parecía imposible. Ella activó el celular y la luz del móvil iluminó la realidad que los rodeaba. 

“Estábamos atrapados y, ha debido ser por una fracción de segundos, nos miramos, nos tomamos de las manos porque ambos sabíamos que nos enfrentábamos a la muerte. Es más, dábamos por hecho que no la íbamos a contar”, relató Patricia entre sollozos.

Habían quedado sepultados, relató la joven a EL DEBER, pero el instinto de supervivencia pudo más. Ella marcó en el celular desesperadamente. “No me podía sacar de la mente el rostro de mi hija, de 10 años. La niña estaba con mi mamá. No había señal, eso confirmaba que estábamos bajo tierra. Después de varios intentos ingresó la llamada. Mamá contestó, poco antes habíamos dejado con ella a mi hija. Atiné a decirle que estábamos en la avenida Libertadores, atrapados bajo tierra y que necesitábamos ayuda”, dijo. 

La pareja vive en Obrajes, a unas cuadras del deslizamiento. Salieron alrededor de las 18:15, se dirigían al Teatro Municipal porque Patricia tenía un concierto al que no llegaron. “Yo cantaba con el Coro Impera y la Orquesta Sinfónica, teníamos una presentación. Todo transcurría normal. Al llegar a la avenida Libertadores se detuvo el tráfico y mi esposo me dijo que parecía que había un accidente”.

Les costó entender lo que realmente estaba pasando. “Mi esposo dijo que seguramente algún vehículo había quedado plantado, porque se veía humo. En realidad, era polvo. Casi al mismo tiempo, un motociclista se dio vuelta en U delante de nosotros y emprendió la veloz retirada hacia la zona sur. Ahí Mauricio se dio cuenta de que algo pasaba, y entonces sentimos las piedras caer sobre el vehículo. Hizo la maniobra de retroceder y puso la cola del vehículo de forma que quedamos atravesados a 90 grados en la avenida, giró el volante y no hubo más tiempo, se nos vino el cerro”, recuerda la mujer.

Lo que ambos analizaron con más calma fue que la tierra y las piedras no les cayeron encima. “Lo que ocurrió fue que nos empujaron como si fuera el caudal de un río. Eso nos deslizó y nos salvó. Los dos autos que estaban adelante de nosotros fueron empujados hacia la acera del frente y los ocupantes pudieron salir. Nosotros recorrimos metros hacia abajo en la misma avenida. Realmente fue cosa de Dios. En ese momento estábamos totalmente desorientados”.

Mientras Patricia llamaba por celular, todo a su alrededor era oscuridad, ramas, piedras y tierra. Los vidrios estaban rotos. Su esposo, cuando el polvo se disipó un poco, vio luz a su costado. “Resulta que un auto tipo taxi de color azul, estaba completamente pegado a nosotros. Yo no podía abrir la puerta por la tierra, mi esposo no lo podía hacer porque ese vehículo estaba pegado al nuestro. Entonces le gritó al chofer: ‘Tienes que arrancar, y tratar de salir, arranca’”.

El conductor del radiotaxi hizo todas las maniobras que pudo y, de pronto como si una puerta hacia la vida se abriera, logró salir. 

“Mi esposo pudo abrir su puerta y de esa forma escapamos del vehículo. Luego me comentó que después de que vio la luz y se sacudió algo de tierra, escuchó los gritos del hombre que se lamentaba por los daños en su motorizado, su instrumento de trabajo. Luego, animado por Mauricio, el chofer salió y se fue hacia la zona sur, no supimos más de él”, aseguró.

La madre de Patricia, ante la terrible comunicación de su hija, llamó a Ariel, su otro hijo, que de casualidad se encontraba a una cuadra del hecho. “Mi hermano, con todo el susto y la adrenalina subió corriendo sin hacer caso a las alertas de que había un derrumbe. Fue el primero en llegar y nos encontró cuando salíamos del auto. Así de rápido pasó todo. Y fue él quien se subió al auto, aunque las piedras seguían cayendo, y logró sacarlo”. 

Los ocupantes de los motorizados que quedaron a los costados sabían que dos autos estaban atrapados. Eran el taxi y el vehículo de esta pareja y no se percataron que los dos no solo lograron salir, sino que se retiraron del lugar.
Mauricio y Patricia bajaron hasta la casa de su mamá, y en ese momento toda la familia pudo darse un abrazo lleno de llanto de felicidad porque un milagro había permitido que se vuelvan a ver. Luego, fueron al hospital de la Caja Bancaria, que está también en Obrajes. 

“Me sacaron radiografías, tomografías, recibí golpes de las piedras y las ramas de los árboles en el cuello, el brazo, codo, muñeca, pierna y cadera derecha. Confirmamos que fueron contusiones, no hubo fracturas. Mauricio salió casi ileso, pero por el susto se le subió la presión, sentía un fuerte dolor de cabeza y en el cuello. Le hicieron los exámenes, lo estabilizaron y nos dieron el alta a ambos”.

 El viernes, ambos despertaron adoloridos, tal vez más que noche anterior, pero ambos festejaron estar vivos.

Las causas
El deslizamiento que se produjo cerca de las 19:00 del jueves en la avenida Libertadores, entre la estación del teleférico Amarillo y la gruta de Lourdes en la vía troncal que une el centro de La Paz con la zona de Obrajes y el sur de la sede de Gobierno tiene una explicación concreta: humedad.

Fue un deslizamiento de más de 1.000 metros cúbicos, una dimensión de 30 de base y 28 de altura. “Se debe a la pérdida de cohesión y resistencia del suelo. Se ha detectado humedad, probablemente por descargas de alcantarillado sanitario y evidenciaron cuatro ojos de agua, que sin duda han influido”, explicó el secretario técnico de la Alcaldía paceña, Juan Pablo Palma.

El alcalde de La Paz, Iván Arias, señaló que en un día de semana, un promedio de 10.000 vehículos circulan por esa avenida. “Gracias a Dios ocurrió en feriado, porque habría sido una desgracia sin precedentes”, reflexionó.
“Insisto, salir de la época de lluvias satura
el material, y eso genera poros, disminuye cohesión y resistencia del suelo”, señaló Palma. Consideró, también, que en alguna medida pudo influir el sismo que hubo hace dos semanas y que tuvo su epicentro en Perú, pero el Observatorio de San Calixto lo descartó.

En La Paz, hay 14 zonas con riesgo de deslizamiento, admitió la autoridad. “En todos ellas hacemos monitoreo constante”, afirmó el alcalde Iván Arias.

La zona de 23 de Marzo (Achumani), ciudad del Stronguista, San Martín, Ventilla, Niño Kollo, y las zonas próximas al mega deslizamiento, que está a unos 500 metros de la avenida Libertadores, son algunos de ellos. “La Alcaldía hace trabajos en estas zonas todo el tiempo. Esta es una característica propia de la ciudad de La Paz, estos eventos ocurrieron sorpresivamente y seguirán ocurriendo. Es algo que no debería malinterpretarse”, dijo Arias.

El alcalde reconoció que la presión sobre la avenida Libertadores por el intenso tráfico, también influyó. Por ello, anunció que se termina el embovedado del Río Choqueyapu y que eso permitirá que se inicie una de las obras más importantes de su gestión, que es una vía que unirá la avenida del Poeta, y recorrerá entre la afectada el jueves y en la que está la casa presidencial hasta la calle 0 de Obrajes. “Estará a 20 metros y estabilizará el lugar”, dijo.

El secretario técnico aseguró que se implementará, además, un monitoreo geodinámico con tecnología de punta en 20 lugares que permitirá saber la cantidad y magnitud de movimientos en masa que se esté registrando. Esto para generar alerta temprana y el cierre de vías en caso de deslizamientos.