Con una carrera consolidada, pero siempre asumiendo nuevos retos, el guitarrista cruceño, cuenta en esta entrevista detalles de su vida personal, cómo asume su trabajo, cómo es su visión del mundo y cómo percibe el país

9 de julio de 2023, 10:35 AM
9 de julio de 2023, 10:35 AM


Con una carrera musical consolidada, siempre asumiendo nuevos retos musicales, como fue el Lado B Rock en la sangre, su último espectáculo en el que salió de su zona de confort y se calzó una guitarra electroacústica, dejando de lado, por un momento, la guitarra clásica, Piraí Vaca sigue llevando su arte por el mundo. En estos días realiza conciertos en Estados Unidos, para luego continuar por varios países de Latinoamérica. Días atrás llamó la atención que expresara la posibilidad de dejar Bolivia y radicar en otro país, cansado de la conflictividad política. Palabras más palabras menos, aprovechamos para conversar con el guitarrista cruceño acerca de su historia personal, sus búsquedas interiores y su vida personal.

 ¿Es cierto que deseas radicar fuera del país? 

Lo declaré en un programa, pero aclaré que no creo que lo haga, pero es un poco las sensaciones que produce el momento político actual en el país y la posibilidad que tengo con mi residencia europea de vivir allá y de cómo llegué a esa sensación que jamás pensé que podía anidar en mi corazón. Nunca he sido una persona interesada en la política. 

Pienso que la política está bien para el grupo de personas que intentan ordenar, armar la sociedad con asignaciones, con leyes. Yo me inscribo en otro grupo de personas, en las que intenta cambiar su propio mundo y a través de mi actividad cambiar un poco el mundo de los demás. Creo que ambos grupos son necesarios para la vida. Sin embargo, desde 2019, en nuestro país no hay nadie. Ni de izquierda ni de derecha ni neutro o apolítico que se pueda sustraer a lo que sucede. A la incertidumbre, a la inseguridad, a la poca estabilidad. Entonces eso me afecta a mí también. Me ha afectado emocionalmente. Parecería que la honorabilidad estuviera absolutamente divorciada de la política, ya sea de izquierda o de derecha.

 A los diez años empezaste a estudiar música ¿Fue una decisión tuya o influenciada por alguna persona o hecho? 

Mi padre me trajo una guitarrita de Europa en una de sus giras. Y él mismo me empezó a enseñar los primeros acordes, porque él canta y toca la guitarra. Cuando tenía diez años tuve la suerte de que se abriera el Instituto de Bellas Artes y allí trajeron al profesor Luis Valdez Alba que fue el que me enseñó los primeros pasos.

 En tus entrevistas recuerdas con aprecio a Valdez ¿Qué consejos te quedaron de él?

 El profesor Valdez todas las semanas me impulsaba y creaba un espacio en el que me desarrollaba. Yo era extremadamente tímido al punto que lloraba al momento que tenía que hablar en público. Entonces me di cuenta, que cuando lograba superar mis cuestiones personales la guitarra subía a otro nivel y cuando la guitarra lograba algún logro específico, técnico-musical, mi personalidad también crecía. Me di cuenta que cuando la música mejoraba, mi persona también. Desde bien jovencito sentía esa interrelación. Entonces eso de que crecí con la música es literal no solo de que crecer tocando la guitarra, sino que crecí internamente, gracias a la música y también sentí que cuando lograba superar mi timidez, la guitarra y la música también crecían. Fue una relación que sentí desde joven. 

Piraí Vaca en una foto de su niñez

Piraí Vaca en una foto de su niñez

Yo creo que Valdez abonó todo para que me pueda desarrollar. Eso independientemente de que me hacía tocar siempre en los conciertos de medio año, de fin de año del instituto. Valdez fue el primero que me organizó un concierto cuando tenía 16 años. El primer concierto que di fue en la Casa de España, que hoy es el AECI. Él también fue el primero que me dio la idea de tocar en otras ciudades del país. 

Creo que eso fue la semilla para que en el año 90, estudiando en La Habana y habiendo recibido mi primer premio internacional, me decidiera a hacer una gira por Bolivia. Nadie me conocía. Iba a los periódicos y les daba mis fotos y casetes que había grabado para mostrarles el tipo de música que hacía. Un amigo que hacía serigrafía me ayudó con los afiches que salíamos a pegar por las calles para tocar en salas pequeñas, donde cabían 30 personas.

 ¿Siempre autogestionaste la difusión de tu trabajo? 

Tuve eso del trabajo de autogestión desde jovencito. Creo que todavía en esta época todo depende de vos, de que te autogestiones y de que hagas las cosas, porque si no nadie las hará por vos, sobre todo en nuestro país que tenemos una población pequeña, donde es aún más pequeño el grupo de personas que consume este tipo de música. 

Recuerdo una frase que escuché en una película y se me quedó “Como haces una cosa, las haces todas” Creo que es una responsabilidad innata que tengo de la cual no me puedo sustraer y que ha sido una bendición, pero a la vez una maldición. 

Bendición porque de manera natural me lleva a otros estándares, pero también me ahoga y con el tiempo me volví demasiado rígido y exigente con ciertas cosas. El problema no es la exigencia, el problema con esa postura es que dejas de disfrutar y lo más importante en la vida es disfrutar: ¿Para qué toco guitarra si no lo disfruto?. 

Entonces en los últimos años he sido un poco más indulgente conmigo, porque me he dado cuenta que la verdadera creación yace en la relajación y creo que también la parte artística adquiere otro nivel cuando la creación florece en ese estadio. Por otro lado, no pierdo nunca de vista que son más de 30 años y son miles de horas de entrenamiento de mi mano y mi mente para manejar todo esto. Puedes levantarte con el pie derecho o izquierdo, pero hay siempre un nivel, ahora que determinado día la inspiración nos acongoje a todos eso es un plus. Un momento mágico. 

¿Cómo ha influido tus búsquedas espirituales en tu vida? 

Hasta los ‘veintipicos’ no tenía ningún interés metafísico, cuando hablo de espiritualidad no hablo en absoluto de religión. Fue la música la que me llevó a otros estadios, a otro nivel de conciencia. Recuerdo muy bien el año 1992 inaugurando el Festival de Música Barroca en la iglesia de San Javier fue un momento extraordinario. De pronto, desapareció la angustia de equivocarme en tal o cual nota. Desapareció todo temor y empezó a fluir la mano por si misma. 

Luego por alguna razón percibo que soy solo un mensajero, que hay algo inmensamente superior, que es la vida misma que se manifiesta a través de lo que hago. No es metafísico ni misticismo saber que vivimos en un mundo de energía y solo nuestros cinco limitadísimos sentidos son los que nos dan la sensación de estar separados y en la de vivir en un tiempo lineal. He tenido tres importantes visiones. Los momentos de mayor claridad los he tenido siempre gracias a la música. 

¿Cómo es tu relación actual con tus hijos?

 Casiopea tiene 16 años ya y me dijo que quiere estudiar algo relacionado con arte. Ella pinta muy bien, se dedica a estudiar la técnica para pintar bien. Ahora que viene a Bolivia, porque vive en Alemania, y llega en pocos días a Bolivia, ya me enteraré cuáles son sus específicos deseos en el arte. Por otro lado, el pequeño (Amir Altazor) que tiene cuatro años, es un personaje muy particular en el cual veo una ascendencia muy potente en el arte de su abuelo y de su padre. Veo una afición desmesurada por la música.

 ¿Te gustaría que fuera músico? 

Para mí, lo importante es que él sea lo que quiera ser. Ahora si quiere ser músico está bien, pero para nada es un deseo mío. Sin embargo, da unas muestras muy fuertes de tener una personalidad artística. Veo demasiadas cosas de mí reflejadas en él, pero veo que él tiene ciertas cosas muy marcadas de querer cumplir lo que quiere. Con una vehemencia y dedicación inusuales para su edad. 

¿Qué papel juega en tu vida tu esposa? 

Yo tengo un divorcio en mi pasado y lo nombro, porque aprendí muchísimo. La separación fue dolorosa. Una relación de pareja es mucho más compleja que solo el amor. Requiere de una preparación, de un conocimiento, requiere saber cómo es que se forma una relación sólida y creo que eso lo encontré después de mi separación y creo que lo encontré en la persona adecuada que es ‘Jack’ (Jacqueline Labardenz) y nos complementamos muy bien en casi todo. Me siento muy feliz y orgulloso de lo que hemos construido y esa es una sensación extraordinaria, porque lo hemos construido día a día. Ahora ya son 13 años que llevamos juntos. Muy agradecido con la vida y con ella que estemos juntos.


Piraí Vaca y Familia 1980
Piraí Vaca y Familia 1980