El atacante de Bolívar que esta de moda

11 de julio de 2022, 17:38 PM
11 de julio de 2022, 17:38 PM

Es el jugador de moda en el fútbol boliviano. Se llama Javier Uzeda. Unos minutos en cancha le son suficientes para demostrar un talento innato del que da muestras cada vez que le brindan la oportunidad de jugar.

El chico callado que habla en la cancha. Aquel que nació como otros cientos en esa cantera inagotable como es la cruceña, que dio sus primeros pasos con la pelota en la Academia Tahuichi Aguilera y fue llevado al Proyecto Bolivia 2022, donde terminó de formarse.

“Ingresé a la Tahuichi a los 5 años y me fui a los 14 porque no me estaban tomando en cuenta y me fui al Proyecto, porque mi empresario me dijo que era la mejor opción”, cuenta Javier que estudió en los colegios María Magdalena, José Malky y Néstor Suárez, de donde salió bachiller.

El Proyecto Bolivia 2022 fue el final de su etapa formativa, luego transitó el camino del fútbol de asociación, jugando primero para Argentinos Juniors, que es parte del Proyecto, y posteriormente en Ferroviario, ambos de la Primera “A” cruceña.

El hijo de don Iver Uzeda y doña Carmela Alderete, hermano de Ivert y Leonardo, seguía abriéndose camino en el fútbol con ese estilo distinguido que normalmente acompaña a los zurdos, buena técnica, habilidad y elegancia.

En febrero de 2021 dio el salto al fútbol profesional. Se fue a Always Ready. Llegó a un equipo que se había consagrado campeón hacía poco tiempo y contaba con muchos jugadores de experiencia, pero le dieron la oportunidad y no la desaprovechó. Disputó catorce partidos y anotó un gol.

Destacó rápido por sus desbordes en el sector izquierdo. Era el jugador distinto que empezaba a aparecer, con amague y pisada de la pelota que desairaban a sus rivales. Dejó de ser uno más en la nómina.

Bolívar, muy rápido de reflejos en la captación de valores, aprovechó un descuido para tenerlo en sus filas pese a las protestas de los de la 'banda roja', que reclamaban derechos sobre el zurdo nacido en Santa Cruz hace menos de dos décadas.

En el litigio apareció como propietario el Club Virginia United Soccer Club (aunque en su escudo lleva Virginia Gol y Wikipedia señala que “es un club de fútbol australiano ubicado en Nundah), que forma parte del Proyecto 2022, aclaró en un comunicado que Always Ready había pagado fuera del plazo establecido el monto para adquirir el 50 % de los Derechos Económicos del Jugador

El club Virginia le devolvió el monto y llegó a un acuerdo con el club Bolívar, que de esta manera sumaba un jugador joven más a un plantel con varias figuras juveniles de diferentes lugares del país. 

“Damos la bienvenida al joven talento Javier Uzeda al equipo más grande del país”,  Bolívar lo recibía con ese mensaje a principios de temporada.

Todo eso quedó en la historia de su pase a la academia, pero él solo hizo lo que sabe: jugar al fútbol.

En Bolívar aprovechó los partidos decisivos de los playoffs del torneo Apertura para saltar a los primeros planos.

Fue una pesadilla para Oriente Petrolero y Blooming, y una tabla de salvación para el brasileño Antonio Zago y Bolívar. Los sacó a los cruceños del campeonato y solucionando los problemas que no había podido resolver su equipo ni su entrenador en noventa minutos.

A Oriente le hizo aquel gol en los descuentos que llevó la definición de su serie a los fatídicos penales, en un encuentro lleno de polémicas arbitrales y varios remates desde los doce pasos fallados.

A Blooming le mató la ilusión también en los minutos finales. Hizo la jugada que derivó en el empate transitorio de Pablo Lima y luego entró gambeteando al área para darle el triunfo definitivo a su equipo.  

Fue el día en que pidió disculpas al público en los festejos en el estadio Tahuichi Aguilera “porque soy hincha de Blooming desde chico, mi papá es bluminista”.

Se lo vio en varios puestos, pero, al final ¿de qué juega? Javier, admirador de Lionel Messi e hincha del Barcelona de España, se define como “volante interior o volante mixto”.

Ese es Javier Uzeda, un zurdo que apareció de pronto para darle un poco de color a un fútbol que necesita un poco más de alegría.